9 de junio de 2016

La tercera que se nos ha ido...


 
 Pilarín, el día del bautizo de su última nieta, Clara.

Hoy, día nueve de junio de 2006, ha fallecido mi hermana mayor.
Pilar, Pilarín, a los 73 años de edad.
Se ha ido un día nueve, como nuestro padre. Día como mañana 10, se nos fue nuestro hermanito, el más pequeño; El pasado día dos, hubiera sido su cumpleaños, sólo tardó una semana en dejar esta tierra de sufrimiento, dolor y muerte. Y Pilarín, hubiera cumplido años el 28 de julio.

Yo sé que en verdad ellos descansan y que sufrimos y lloramos por nosotros mismos… Por la ausencia, incluso se tiene cierto sentimiento de culpa por el pasado. Pero también recuerdos hermosos de la niñez y juventud que pasamos todos juntos.

A pesar de la noticia, estoy serenamente triste. Ella, cuando tenía miedo por la noche, me consoló. Cuando estuve enferma del alma,me acogió en su casa durante un mes, con sus hijos pequeños. Cuidó de mí y me protegió.
Claro que, como todos los hermanos de todas las familias, teníamos nuestras diferencias, otras, en cambio, fuimos compañeros de juego, cantábamos juntas, y ya mayores, fue la primera en casarse.

Tuvo seis hijos, a los que conozco. Por desdicha, perdió uno antes de tiempo; al de unos años, lo perdí yo. Una madre nunca debería sobrevivir a un hijo.  Y no tengo que decir por qué, todas las madres lo sabemos. 
 Son la prolongación de nuestra vida, y cuando faltan es una desesperación terrible la que se siente; y nunca, jamás salen del corazón, pase el tiempo que pase. 

También fue la primera que enviudó, la segunda, yo… todos los hermanos —éramos once— perdimos prematuramente a los dos más pequeños, contra Natura… Y ahora, se ha ido ella. Posiblemente sea yo quien le siga, por el paralelismo de nuestro recorrido por la existencia terrenal, aunque no puede compararse.

Hermana mía, hoy te rezo, para que tú, hermana, nos des fuerza para soportar este latigazo, hasta que podamos asumir que en esta tierra no nos vamos a ver. Pero confío en que algún día, cuando llegue la hora final, nos encontraremos. De una u otra forma.

 La tercera de dcha. a izda, la más alta, es Pilarín. Aún éramos ocho hermanos. Los otros tres nacieron más tarde en Madrid.

Pobre mamá… sé que ella presiente, aún en su estado actual, que Pilarín ya no está. No se lo diremos, como tampoco le dijimos que ya no están tampoco nuestros queridos muertos, ¿para qué aumentar su sufrimiento?
Sólo vivió la muerte del pequeño, para todos fue terrible, para ella… ahora que me falta mi hijo mayor, ¡tan joven!, puedo entenderlo.


 
La última foto de mi hermana (en el centro). Son las tres mayores de once hermanos; se fueron antes los dos más pequeños, y ahora ella, la mayor... Tu recuerdo vivirá en mi corazón. Porque "sólo se muere cuando se olvida". Hasta pronto, hermana. Ahora estás con quienes te quisieron en vida y te acompañan en tu tránsito a la vida verdadera. Amén.

Descansa de tu dura vida terrenal, hermana mía; y ruega por los que todavía estamos aquí, en este destierro que nos ha tocado ¿vivir? Muchas veces digo que morir es un lujo asiático... Al menos, su muerte ha sido rápida, ella tal vez no supo que se estaba yendo a La Casa Del Padre. 

Quedamos ocho hermanos; no quisiera ser la última en marchar... Puro egoísmo.