28 de junio de 2011

Un encuentro casual


Hacía años que había perdido el contacto con una buena amiga. Una discusión ajena a todo lo personal marcó una distancia para mí dolorosa... Y hace un par de días, a través de un blog al que sigo causó lo que la búsqueda infructuosa en el tiempo y el espacio cibernético resultó estéril. 
Nunca eché en el olvido a C., que sin tener seguridad total de que se trataba de mí, escribió un mensaje en este blog con detalles inconfundibles. Si ella desea volver a tomar contacto, no tiene más que enviar un e-mail a la dirección que viene en mi perfil, así tendré la suya y podremos recordar esos tiempos y reanudar una amistad que para mí nunca se rompió... tal vez se resquebrajó. Pero dicen (no sé si será verdad) que el tiempo lo cura todo. 
Hace tiempo que no creo en casualidades, sino en causalidades. El perrito que acogió, se fue... como se fue mi Coli. No sé cuántas veces he contado lo del perrito Max; Su dueño murió, pero no antes de saber (se lo contaría Max, era tanto el amor que profesaba a su dueño...) Y él decía siempre "somos dos, él me acompaña y yo a él".
Y fue gracias a C. que Max volvió a tener un hogar, cariño y atención hasta el inevitable final... Si los perros van a algún cielo o al mismo, yo querré ir a donde están ellos.



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