23 de junio de 2011

INDIFERENCIA ©

La música, las mismas canciones para desenchufar de la realidad. Algunas son un espejo de lo que pienso o siento. Otras, despiertan recuerdos de tiempos también difíciles, pero no san solitarios. ¿Será lo mismo solo que solitario? Un lugar puede ser solitario. Una persona puede ser solitaria, y no sentirse sola... Entonces, estar solo, sin haber buscado la soledad es la nada, no ser, ni siquiera estar.

Debe haber millones de seres humanos solos. Sobre todo en el llamado primer mundo, porque en los países pobres la gente se une, es gregaria, comparte aunque sea su soledad. Y comparte penas, alegrías, un poco de comida, la que haya... y no se les ocurre ni pensar que están solos.
Cantan juntos, hablan y comentan, ríen y lloran juntos. Se saludan, se relacionan.
También discutirán, habrá enemistades, envidias y animadversión, no lo pongo en duda... Pero hasta para eso hace falta no estar solo.

No creo haber dicho nada nuevo. Es de lo que la gente suele quejarse si se le da ocasión. Esta soledad, y curiosammente, achacan su tristeza a otras cosas: que no se tiene apetito, los dolores de la artritis o la maldita hernia discal, las insoportables jaquecas...
Y es que parece dar vergüenza sentirse solo. No importa estarlo, lo que no se verbaliza es el sentimiento de abandono, de inanidad que sufre quien se siente solo.
La soledad no deseada, palpada aunque se esté con gente... pero gente que estando bajo el mismo techo no te habla, no les importa si vas o vienes, si estás o no bien... no conversa de nada personal que interese o simplemente, ni siquiera te dirige la palabra, no por enfado, ni por odio; sino por indiferencia.
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